Todos somos conscientes de que los coches envejecen y hay que someterlos a arreglos con el paso del tiempo. Pero ¿qué ocurre con las casas? Exactamente lo mismo, aunque muchas veces no seamos conscientes de ello. Los cables, las tuberías, la pintura…son elementos que es necesario cambiar con el paso de los años. Dejarlo para más adelante es un error, un préstamo para reformas es una buena solución.
Si la prevención es una de las mejores medidas en todos los aspectos de la vida ¿Por qué no aplicarlo a nuestro hogar o nuestro negocio? Es razonable pensar que es necesario cambiar las tuberías antes de que sufran una gran avería, que puede suponer importantes daños en la casa, por ejemplo, si hay un escape de agua. Si hablamos de la electricidad, se trata ya de una cuestión de seguridad.
Reformar la casa es absolutamente necesario, pero pedir un préstamo para ello es algo a lo que muchos aún se resisten. Sin embargo, puede que no haya mejor inversión que esa. Reformando la casa o la empresa a tiempo, evitaremos averías que luego resultarán mucho más caras de reparar.
Si es importante cuando vivimos o trabajamos en el inmueble, lo es también, si nuestra intención es venderlo o alquilarlo. Nada mejor para conseguir un buen precio que las paredes luzcan como nuevas, las puertas estén en perfecto estado o los suelos no tengan arañazos.
Una reforma revaloriza un piso o un local de manera considerable. Es posible que los futuros compradores o quienes lo vayan a alquilar, estén dispuestos a pagar un poco más si evitan el engorro de tener que realizar obras antes de ocuparlo.
Invertir en reformar nuestra casa o nuestra empresa es, por tanto, ahorrar dinero en un futuro o sacar más partido por ellos, si tenemos en mente venderlos o alquilarlos.