La Legionella es una enfermedad causada por una bacteria “Legionella Pneumophila”; la patología es muy parecida a la de la neumonía. Hacia 1956 una serie de casos originados por este microorganismo, para entonces desconocido y que no podía ser contralado por antibióticos, provocó algunos decesos. Hoy los programas de control de plagas son esenciales para la respectiva prevención.
Las condiciones idóneas para que esta bacteria crezca son el agua estancada y también temperaturas entre 20 y 60 grados. Es por ello que los edificios con agua climatizada son especialmente críticos, hablamos de jacuzzis, spa, humidificadores, etc. Las piscinas no representan un peligro, pues la cloración del agua no permite el crecimiento de bacterias.
La Legionella no se transmite de persona a persona. Más bien la única forma de contraer esta enfermedad es respirar o ingerir gotas de agua contaminadas con el microorganismo que hemos mencionado.
Síntomas
Inicialmente el paciente puede sentir gripe, con un poco de fiebre, malestar y hasta diarreas. Estos síntomas pueden hacer que la enfermedad avance al no ser tratada con la importancia que merece. En general, los niños no suelen ser atacados por la bacteria, más bien la población adulta mayor de 30 años es la más propensa.
Su detección puede ser mediante un examen de orina. Al confirmarse, el médico recetará una serie de medicamentos para erradicar sus efectos sobre la salud por medio de tratamiento farmacológico. Sistemas inmunitarios débiles, personas asmáticas y pacientes de la tercera edad, pueden verse mayormente afectados en su salud al contraer la bacteria.
¿Cómo la evitamos?
Los lugares que ofrecen servicios de spa, jacuzzi y afines deben cumplir con la normativa sanitaria que es requerida para mantener sus instalaciones en buen estado. Básicamente si se trabaja con agua refrigerada, la misma debe ser siempre inferior a los 20 grados centígrados y si se trata de aguas climatizadas estas deben tener una temperatura superior a los 60 grados.
Por supuesto, las instalaciones en cuestión deberán gozar de mantenimientos continuos en cuanto a higiene y desinfección, ya sea mediante productos químicos o shock térmico, siendo este último uno de los más empleados en la actualidad.
En casa, es imperioso mantener grifos, duchas y bañeras limpios y desinfectados. Una vez al año, es prudente desinfectar todos los filtros y difusores, para así evitar que se conviertan en entornos perfectos para bacterias como las que hemos mencionado.
Finalmente, aclaramos que los aires acondicionados no implican riesgo alguno de infección por Legionella. Ello se debe a que no están compuestos por circuitos cerrados de agua, es así como son descartables del grupo que genera riesgos.
Lo más conveniente es solicitar un programa de control de plagas que contemple la desinfección de microorganismos perjudiciales. Adicional, se erradicarán otros seres potencialmente malignos para la salud de los individuos.