La cola es un elemento indispensable para poder empapelar las estancias de nuestro hogar con papel pintado, a no ser que el papel pintado ya venga con cola de fábrica. Para que la instalación del papel pintado sobre nuestra pared sea adecuada debemos tener muy en cuenta la cola que vamos a emplear así como la preparación de esta.
El tipo de cola a escoger dependerá del papel pintado que hemos escogido para decorar nuestra vivienda, ya sean papeles pintados pesados (vinílicos, etc.) o papeles pintados ligeros (dúplex). Una recomendación es hacer uso de cola meticelulósica, pudiendo adquirirse en tiendas de bricolaje o droguerías, donde nos asesorarán la mejor alternativa según el papel que hayamos escogido.
Cuando no ponemos manos a la obra para preparar la cola, debemos saber que no hay ningún tipo de dificultad, ya que por norma general suele venderse el polvo y únicamente tendremos que mezclarlo con agua siguiendo al pie de la letra las indicaciones que encontremos en el producto adquirido, con las cantidades que vienen perfectamente indicadas en cada envase.
Es esencial ser cuidadoso en la mezcla del producto con agua, e ir añadiéndolo de forma lenta, removiendo la sustancia de forma constante para evitar que aparezcan grumos que dificulten el pegado de nuestro papel pintado. Es importante saber que si quedan grumos la cola que hayamos preparado será inútil, no servirá para su uso. Si hacemos uso de esa cola quedarán bultos por debajo del papel pintado creando un efecto no deseado, siendo imposible dejar liso completamente el papel.
En el momento de aplicar la cola se aconseja emplear una brocha o bien combinar la brocha con un rodillo, ya que si únicamente se hace uso del rodillo, tendremos dificultades para aplicar la cola en los rincones y esquinas de la pared. Y es que el rodillo es ideal para aplicar la cola en grandes superficies pero en pequeños esquinas o bordes resulta algo incómodo.